Creación del Invernadero en la Escuela Agrícola Claromecó de Plantas Medicinales y Nativas
En la Escuela Agrícola Claromecó estuvimos creando juntos un invernadero de plantas medicinales y nativas; Acá te comparto mi experiencia como voluntaria y, de paso, te invito a que vos también te animes a vivirla: compartir es multiplicarse.
El sábado 2 de Septiembre salí en la combi desde Tres Arroyos con destino a Claromecó cuando estaba por anochecer.
Le pregunté a la chofer si me podía dejar en el Molino Eólico (como me indicó Alicia, una de los pilares del proyecto) y la chica me respondió que si.
Que bella ciudad que es Tres Arroyos! Hice nota mental de volver para recorrerla con más tiempo.
Llegué al Molino de noche, luego de pasar por el pueblito de Orense donde se bajó una pasajera. Ahí me esperaba Alicia fuera del auto.
Al descender de la combi y respirar, la apertura fue inmediata. Miré hacia arriba y el cielo estaba despejado e iluminado por la luna cuya luz, según me contó Ali, opacaba a la cantidad de estrellas que se ven en las noches sin lunas.
Yo quedé prendada de ese aire, de ese cielo, de esa luna!
Llegamos a la escuela y pasamos por al lado de un grupito que había prendido un fogón y fuimos directo a la cocina donde ya habían más personas que había concurrido es fin de semana para ayudar a construir el invernadero para plantas nativas y hierbas medicinales que Matilde (la botánica del lugar y otro pilar del proyecto) viene recolectando en plantines.
Una de las familias que concurrió al encuentro fue con sus hijos quienes se manejaron de manera independiente durante los dos días que yo estuve allí al tiempo que preguntaban si se necesitaba ayuda para colaborar ellos también con las tareas propuestas.
El lugar estaba súper calentito gracias a un horno de campo mejorado que calefaccionaba toda la cocina y las 2 habitaciones que se hallaban en ese sector.
El recibimiento fue cálido y alegre e inmediatamente nos pusimos a cocinar mientras nos contábamos quiénes éramos, de dónde veníamos y por qué estábamos en ese lugar viviendo esa experiencia.
Cenamos en lo que sería el SUM. Yo elegí sentarme, por supuesto, en el asiento de la Estufa Rocket (que estaba prendida) para vivir la experiencia. (Y aquí me hice otra nota mental: El hogar que construya para mí y mis hijas va a tener una de estas, definitivamente).
La cena transcurrió en torno a la temática de la alimentación, claro está. Quienes estamos ocupados y enfocados en construir desde el cuidado del ambiente, la alimentación es una temática sumamente importante sino la más ya que, especialmente en ese lugar, la mayoría de los proyectos tienen que ver con la reconstrucción de suelo nativo que trae, consecuentemente, una mejor calidad de alimentos. Dormí súper calentita en una de las habitaciones destinadas para los voluntarios sin carpa.
A la mañana siguiente desayunamos pan integral casero con dulce de Cayote (producido artesanalmente en el lugar con el fruto extraído de ahí mismo) mientras conversábamos y nos conocíamos un poco más.
¿Alguna vez tuviste alguna de estas experiencias? ¿Mingas o algún tipo de convivencia comunitaria?
Si nunca lo hiciste hacélo y vas a sentir lo corta que me quedo describiendo la parte vincular de la experiencia.
Luego del desayuno nos fuimos al sector donde desde el día anterior estaban construyendo el esqueleto del invernadero.
Cada quien tenía su tarea bajo la guía y cuido de Alex, el iniciador y otro de los Pilares del Proyecto. Yo tomé, junto con otros, la tarea de pintar con aceite de cocina reciclada unas maderas vírgenes que se iban a usar para armar la estructura o esqueleto del invernadero.
El diseño de la construcción fue hecho por uno de los mismos que en ese momento estaba construyendo. Almorzamos abundantemente.
Esta vez la opción fue pollos agroecológicos (que trajo una familia que vive en Luro y que asistió a sumar manos al encuentro) con verduras al horno chileno y ensalada así que los vegetarianos también teníamos para alimentarnos! ;-)
Me contaron que en general suelen hacer comilonas sin carnes para incluir a todos y si alguien quiere algo de carne puede llevar y sumar; en este caso hicieron una excepción.
Qué gratificante, hermoso, abundante, próspero es compartir con tan variadas personalidades y estilo de vida en armonía y respeto; sin juicios ni prejuicios y con el foco en el disfrute y el compartir.
Cuanto aprendemos unos de otros cuando esto sucede. De más está decir las ganas que tuve de volver a buscar a mis niñas y una carpa e instalarme en el lugar a hacer con las personas que están construyendo tan hermosos proyecto.
Por la tarde seguimos trabajando hasta que comenzó a descender el sol y fue momento de arriar a las llamas hasta el lugar donde duermen.
Entre los presentes había una veterinaria que es una participante activa del lugar y quien lleva adelante el seguimiento, desde la salud, de tan bellísimos animales. La mayoría de los asistentes se volvió a sus hogares ese mismo día a la caída del sol.
Yo me quedé una noche más ya que al día siguiente dos de las personas que asistieron me alcanzaban hasta Necochea en su vehículo para, desde ahí, poder tomar el micro a Balcarce.
Volví a casa con el corazón lleno de esperanza y con ganas de seguir haciendo. Si querès saber más acerca del proyecto “Escuela Agrícola Claromecó” hacé click acá: Entrevista a Alicia y de la nota realizada por Pablo Pecorari.
Constantemente están necesitando voluntarios en el lugar así que no dudes en comunicarte con ellos si sentís que querés colaborar con el proyecto.
Si en tu lugar estás realizando o sabes de otras personas que estén haciendo este tipo de actividades comunitarias en red de mutua reciprocidad contanos que vamos con Radio Solar para así transmitir la vivencia y contagiar a más gente a seguir haciendo y reconstruyendo un mundo mejor para todos.
Gracias!